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10 Noviembre 2024
No ha habido población donde no se jugase a los bolos. Como la mayoría de las actividades tradicionales se mantuvo hasta mediados del siglo XX y a partir de estos momentos ha ido decayendo poco a poco, practicándose tan solo en las fiestas patronales de algunas localidades como Salentinos.
Existen diferentes modalidades de juegos de bolos. Una de las más comunes fue la del "pasabolo”, de la que tenemos noticias de su práctica en el municipio de Páramo ya en el siglo XIX y que más tarde se conocerá con el nombre de "a braza”.
El "michi” se jugababa con 9 bolos colocados entre sí a una distancia de 50 cm. La bola, con forma de media luna, se lanzaba desde unos 8 metros. El valor de cada tirada estaba en función de la fila en la que estuviese colocado el bolo: 3 puntos en la primera, 7 en la segunda y 10 en la tercera, mientras que el michi valía 15.
La modalidad de "a cachete” se jugaba con una bola esférica y seis bolos pequeños pegados a la hila con muñica (boñiga de vaca). En Villamartín se solía lanzar en carrera. Las rayas para puntuar eran en arco; si la bola cochaba, (no llegaba a la primera raya) se consideraba mala, y si se desboleaba (se quitaba la mano de tirada al contrario) cada bolo que se derribase valía un punto y tenía derecho a seguir tirando.
El declinar del juego de los bolos se produjo en general por los cambios culturales, pero en algunos casos y en concreto en pueblos ubicados en las laderas de las montañas; pero también por la actitud hostil de algunos vecinos que se sentían molestos por su juego.
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Fuente: Páramo del Sil. Historia, Arte y Sociedad de un Municipio.